6 x 10. Dilluns al sol. Barcelona

«Pues entrando y saliendo». A partir de esta respuesta de Joaquin Jordá a la pregunta que le hicieron una vez acerca de cómo había conseguido mantenerse tanto tiempo sin haber caído en la tentación de traicionarse a sí mismo y vender su alma al diablo, es lo que le sirvió a Marina Garcés para empezar un discurso de algo más de diez minutos acerca, entre otras cosas, de nuestra percepción del concepto de duración, de la necesidad de asumir un compromiso para no tener que acatar órdenes, autodestruirse o silenciarse o a la pertinencia de mantenerse en movimiento contínuo entre ese adentro y afuera del que, en el fondo, somos nosotros la única frontera. Ella lo explica muy bien.
Esto fue en el marco de la segunda sesión pública organizada por el colectivo los Lunes al sol -es decir, otro 6 x 10– la tarde de ayer en la Fundació Suñol de Barcelona y en la que, compartiendo estrado con el filósofo, músico y periodista Bernat Dedéu, el escritor y físico Agustín Fernandez Mallo, la narradora, periodista y profesora Mercè Ibarz, la arquitecta Carme Pinós y el artista visual Daniel García Andújar, la filósofa Marina Garcés nos ha vuelto a recordar la necesidad de mantener permanentemente activas nuestras duracel para que, cual conejos, no flaqueemos y dejemos de movernos.
Quienes prácticamente no se movieron durante las dos horas que duró la sesión fue un público más que entregado a lo que iba sucediendo en el estrado. Con sus más y sus menos, intereses y desistenteres pero todos con la convicción de que cosas como esta está muy bien que vayan sucediendo. Porque es sintomático de que no estamos muertos, de que hay algo que se mueve de verdad, porque aunque no sepamos qué va a suceder nos da la gana hacer este tipo de propuestas, porque es casi obligatorio dejar de lamentarse y porque, por encima de todo lo dicho, nos importa lo que hacemos.

 

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Jorge Satorre. Halfhouse. Barcelona

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Que, pese a la que está cayendo, consigan mantener a flote el barco por el que se lanzaron a la piscina hace unos años y no sólo eso sino que, cuando vas a ver alguna de las propuestas por las que se entregan en cuerpo y alma, no te veas convertido en uno de esos vulgares kleenex sobre el que algunos responsables de galerías, espacios de arte, instituciones públicas y privadas y demás acostumbran a depositar lo que les sobra de sus narices para acabar tirándote a la basura sin ni tan siquiera pedirte disculpas o preguntarte si te importa, es lo que hace que cualquier visita a Halfhouse y el consiguiente encuentro con Alberto Peral y Sinead se convierta en algo más que una visita a un lugar donde expone un artista. Porque, más que un lugar, se trata de un contexto, más que un artista se trata de un compañero y más que meros anfitriones, sus artífices son custodios de lo que cada uno quiera ver.

Como no pude ir cuando lo inauguraron hoy he ido a Halfhouse para ver el proyecto de Jorge Satorre. Un proyecto que, si a partir de las fotografías que había visto, no me había llamado especialmente la atención, debo confesar que me ha sorprendido. Se trata de la reconstrucción en cerámica y cemento tintado de uno de los pilares que sustentan el balcon bajo el que se crea el porche de la casa.
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Ubicada en el centro del jardín y desposeída de la función por la que se debió inventar, la columna exenta de Satorre invita a apreciar el carácter escultórico de ciertos elementos de la arquitectura, la inutilidad del arte, la necesidad de unas buenas cuerdas para tender la colada y, además, el interés que mueve al artista a investigar el enigma de los menhires. Por ello es sumamente interesante detenerse a leer algunos de los carnets que escribe el artista en su búsqueda incansable de este tipo de monumentos.

Yo me lo he pasado muy bien, el día nos ha regalado un sol de playa, nos hemos encontrado con unos cuantos amigos y cuando nos hemos querido dar cuenta habían pasado casi dos horas y no nos habíamos ni enterado.

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Cédric Andrieux. Mercat de les Flors. Barcelona

Empezaré por el final: todavía estoy entusiasmado con Cédric Andrieux, la pieza solista concebida por Jérôme Bel en 2009 para el bailarín que da nombre a la obra y que, si hoy hemos podido ver en el Mercat de les Flors, mañana también será posible.
Con un escueto «Bon soir, je m’appelle Cédric Andrieux….» empieza lo que, durante los 80 minutos restantes, será una incursión en toda regla a una manera de entender la danza contemporánea a partir de la historia particular de quien al cabo de los años y tras iniciarse con Philippe Tréhet, pasar por la férrea disciplina de Merce Cunningham y tomar conciencia de sus propios límites a través de Trisha Brown, es capaz de soltar algo tan simple, claro y llano como que «antes de ser bailarín, soy persona». De modo que cuando al final de su actuación, se despide de la audiencia con otro escueto «Bonne soirée» uno tiene la impresión de haber asistido a una clase magistral de honestidad y profesionalidad sobre la base del azar, el error, el dolor, el cabreo, el placer, la ambición, la frustración, la humillación, la elección, el tedio, la pasión, las convicciones personales…. en suma, la vida.
Algo de lo que para hablar como él lo hace -es decir, con absoluta y conmovedora certeza y veracidad- seran necesarios unos cuantos años de dedicación al desarrollo de lo que realmente le apasiona a uno. Los que necesitó Cédric Andrieux para entender lo más interesante de su carrera, el modo en que esto le influyó en su modo de ser, convertir este ejercicio en una pieza para el público e invitar a quienes vayan a verlo a reflexionar sobre el esencial sentido del arte. A saber: la vida.
Con cosas así, nadie puede decir que en Barcelona estemos fatal!!! Mal sí, pero no fatal.

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Black Tulip. Galería Estrany-De la mota. Barcelona

Tras la acción inaugural y la inauguración, el pasado 26 de septiembre, de la Fase 1 del proyecto que, bajo el título genérico de Nou Origen, presenta Black Tulip en la Galería Estrany – De la Mota, me quedé con ganas de regresar y hoy lo he hecho.
Si ya entonces -y desde el punto de vista formal- la propuesta me pareció impactante, lo que hoy me ha sucedido al verlo a solas es sentir que, como el resto y variedad de los elementos de los que se compone la suerte de hydra que han construido, mi cuerpo y yo éramos parte de la misma a partir del momento en que empezaba a transitarla. Me cuesta imaginar cómo debe ser cuando no hay nadie encaramado en su estructura.
Si como propuesta «galerística» ya me parece admirable este tipo de apuesta, lo que me resulta sumamente interesante es la mano que mece la cuna, es decir, el paraguas Black Tulip. En sí mismo. Y no tanto por el morbo de intentar averiguar quien está detrás de cada proyecto como por la posibilidad de intuir que, de mantenerse fieles a su voluntad de no abrir la boca, éste se puede diluir en favor de una actitud más cercana a la reflexión de los contenidos que abordan en cada ocasión. Y no a la cabeza que las propone.Un verdadero y radical ejercicio para quienes se guarecen bajo la tela heterogénea de este paraguas como para quienes iremos dónde se abra sin saber lo que nos espera.

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Swab. Feria de Arte Contemporáneo. Barcelona

A Swab, la Feria de Arte Contemporáneo de Barcelona, le ha salido una seta. Se llama 5 Galleries y es el programa comisariado por BAR, el omnipresente, hiperactivo y sin sosiego colectivo de gestores culturales que mantiene en Barcelona una llama encendida. Que no la única.
Por bien que la seta todavía es pequeña y no se sabe exactamente a qué sabe, consigue que la visita a esta feria -de caracter y propósito inclasificables- no se traduzca en sopor sino en algo que, algún día, quizás nos haga entender que su resistencia a desaparecer ha merecido la pena.
Con propuestas de artistas que nos llaman la atención por estar más cerca de lo que, en los circuitos habituales, se entiende por arte contemporáneo -y no entremos en detalles- lo que consigue esta seta es que la obra de algunos de los buenos artistas que estan presentes en otras galerías no sólo no se encuentre tan abandonada en medio de un mar de confusión sino que se pueda enseñar en todo su esplendor.
Creo que a todos -y en Barcelona en especial- nos encantaría comer en el futuro un buen revuelto de setas!!!

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Sobre BAR

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Zumzeig. Barcelona

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Al margen de que, en tiempos de crisis, sea una proeza abrir cualquier cosa, el tema deriva en excepcional cuando se trata de una sala de cine independiente, o sea, destinada a proyectar básicamente «cine que destaca por su rareza o fuerte personalidad y/o que emerge y transita por los márgenes de los circuitos comerciales». Además de lo que nos pueda contar Esteban Bernatas, su director, la sala que alberga Zumzeig es muy chula, comodísima y su sonido impecable.
Sería un verdadero placer que, con un poco de suerte, en el futuro se pudieran ver en esta sala -es decir, en condiciones inmejorables- algunas de esas películas/obras creadas por artistas visuales, de una duración no inferior a los 60 minutos y que a veces se pretende que las «disfrutemos, experimentemos o analicemos debidamente» viéndolas de pie, sentados en el suelo y con el bolso en la cabeza a modo de cojín, en el marco de exposiciones colectivas o en el contexto de exposiciones retrospectivas que, a la que se suman cinco o seis de estas películas, es imposible que se puedan disfrutar, experimentar y sobre todo analizar como a uno le de la gana.

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Joan Rom. Fundació Suñol

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En un país en el que a la que uno/a le suena bien la tecla de un piano no sólo le empiezan a llover ofertas de todo tipo sino que le resulta prácticamente imposible dejar de dar conciertos porque el cerebro se le empieza a parar a base de tanto reconocimiento vacuo, agasajo pelotero, frenesí mediático y tontería en general, resulta cuanto menos sorprendente que alguien le de un giro a su carrera en pro de lo que cree que es más conveniente para la idea de vida por la que se lucha desde el día en que nacemos. Eso es lo que hizo Joan Rom al abandonar la producción artística en 1998.

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No el arte.

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